jueves, 2 de agosto de 2012

Serpientes en el Edén

Génesis 3,1 «La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que había hecho Yavé Dios. Fue y dijo a la mujer: ¿Es cierto que Dios les ha dicho: No coman de ninguno de los árboles del jardín?»

Tras una breve conversación con Eva, la serpiente terminó esgrimiendo algún que otro argumento convincente que incitó a comer la fruta prohibida: Génesis 3,5 «Lo que pasa es que Dios sabe que en el momento en que comáis se abrirán vuestros ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal.»

Y la supuesta manzana fue probada, aunque a decir verdad en la Biblia no se menciona en ningún momento que esa fuese la deseada fruta. A partir de ahí, como decía un humorista nazareno, hay que ver la que se ha liado por un vulgar pero. Aunque no fuimos los únicos damnificados por el incidente gastronómico, la serpiente también se llevó su particular rapapolvo:

Génesis 3,5 «Entonces Yavé dijo a la serpiente: Por haber hecho eso, serás maldita entre todos los animales y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás polvo todos los días de tu vida.»

Fresco de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina

Este pasaje bíblico fue escrito aproximadamente en el siglo X a.C., y, sin entrar en un debate teológico sobre el mismo, oculta tras de sí una clara animadversión hacia el sufrido ofidio. No se trataba ni mucho menos del diablo disfrazado como se nos ha dicho en alguna ocasión, ya que cuando se escribió el Pentateuco (los 5 libros iniciales de la Biblia, entre ellos el Génesis) no existía tal figura en la religión hebrea, por eso los autores de esos libros no lo mencionan en ningún momento (el diablo no fue patentado hasta 5 siglos después). Nueve siglos más tarde, en el I a.C., al autor de otro libro bíblico llamado Sabiduría se le ocurrió asociar aquella serpiente con el diablo, y esa es la versión que nos ha llegado; manzanas que no eran tales y serpientes que quizás no lo fueron.

Pero ¿por qué entonces fue elegido el citado animal? Buceando en los anales de la historia se encuentra una explicación más verosímil: Coincidente con la época en que se escribió el Génesis, los hebreos convivían con otro pueblo, los cananeos. La religión de éstos los estaba cautivando poco a poco, por ser de ritos más livianos y estar simplemente basada en la fertilidad de la tierra, siendo sus prácticas religiosas de tipo sexual. Su dios, Baal, era representado a veces por una serpiente, por lo que es más que posible que, el simbólico reptil que realmente amenazaba a la religión de Yavé en la tierra prometida, no fuese otro que el de los cananeos, y el pecado, ya podemos imaginarlo. Curiosamente Baal es uno de los sinónimos de Diablo, de hecho la palabra Belcebú proviene del cananeo Baal Zebûl (el señor príncipe).

La serpiente era pues venerada por unos y repudiada por otros, lo ha sido así en otras muchas culturas, sin embargo, no deja de ser sorprendente el excesivo recelo que seguimos teniendo hacia ella, especialmente en el ámbito urbano, donde precisamente casi no hay. Es posible que haya un elemento adicional que active este temor: recientemente se ha comprobado como los primates del viejo mundo, orangutanes, chimpancés, gorilas y el hombre incluido, tienen especialmente adaptados los mecanismos visuales para detectar a las serpientes, mecanismos que estimulan el miedo y la precaución como elementos de la supervivencia. Esta facultad sólo se ha desarrollado en los primates que han estado expuestos permanentemente a lo largo de su evolución a serpientes venenosas, ya que en otros casos como la isla de Madagascar o el continente americano no sucede así.

La culebra de escalera que encontré en pleno invierno
Ciertamente el sistema de alerta funciona, sin ir más lejos pude comprobarlo el pasado mes de diciembre, cuando paseaba por el campo y casi sin querer se me fue la vista hacia algo que se movía levemente. Tuve que entretenerla un poco hasta poder filmarla, porque la primera reacción de estos animales es dejarnos tranquilos y huir, después, pero cuando la importuné algo más de la cuenta decidió pasar a la acción atacando de manera agresiva, hasta que se cansó y quedó en la posición de la foto. Afortunadamente no se trataba de una serpiente venenosa, de las que sólo hay cinco especies en España (tres víboras y dos culebras), aunque esto es algo que sólo pude comprobar a posteriori al identificarla en casa. En concreto era un ejemplar adulto de culebra de escalera de casi metro y medio, que se encontraba activa a estas alturas del año porque esta especie no hiberna en estas latitudes. Su nombre se debe a las dos listas paralelas que se observan encima de su lomo, que en el caso de ejemplares jóvenes se encuentran unidas por listas negras como los travesaños de una escalera.



Pero volviendo a la teoría del miedo ancestral, ésta llega aún más lejos. Parece ser que la presión que los ofidios han ejercido como los depredadores más antiguos de los mamíferos, ha actuado evolutivamente en los primates de forma significativa. En primer lugar modificando la posición en los ojos hasta hacer que éstos se situaran frontalmente. Nos especializó visualmente dotándonos de visión esteoroscópica (en 3 dimensiones), de hecho sólo las aves nos superan en cualidades de la visión. Y, finalmente, la necesidad de una mayor capacidad de procesamiento visual influyó a su vez en la expansión y desarrollo de conexiones nerviosas de nuestro cerebro.

Resulta entonces que quizás somos lo que somos gracias a las serpientes, les debemos en parte nuestra inteligencia y nuestras facultades como especie dominante de este planeta. No es de extrañar entonces que, por una parte este reptil nos fascine, mientras que por otra le sigamos teniendo un gran temor. Es algo que asusta a la vez que gusta. Así pues, puede que realmente la serpiente sí haya provocado que se abrieran nuestros ojos y nuestra mente, como indicaba anteriormente en el Génesis, aunque de una forma bien distinta a como teníamos entendido hasta ahora.


Publicado en Morón en enero de 2009

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Serpientes en el Edén por Kamereon se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported. Basada en una obra en www.almabiologica.com.

2 comentarios:

  1. No sé como te atreviste sin conocer que no era de las venenosas, :)

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  2. Me gusta mucho tu habilidad narrativa. Es fantástica.

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