El devenir de la humanidad está ligado a épocas puntuales en las que el ingenio tiene que ser agudizado y la flexibilidad puesta a prueba. Está demostrado que la evolución del hombre ha acontecido debido a cambios bruscos en la climatología, que pusieron la supervivencia bastante difícil a los ancestros de la especie humana. Dichos periodos dieron lugar sucesivamente a la aparición del Australopithecus, Homo erectus, Homo heidelbergensis y, finalmente, el propio Homo sapiens.