sábado, 8 de septiembre de 2012

Asílidos, las moscas asesinas


Jean Bernard Léon Foucault fue un genial parisino de mediados del siglo XIX que abandonó sus estudios de medicina para dedicarse a la física porque no soportaba la visión de la sangre. Una decisión que sería totalmente acertada, ya que obtuvo innumerables avances en dicho campo, baste mencionar que fue él quien determinó la velocidad de la luz en aire y agua, demostró la existencia de las corrientes que llevan su nombre provocadas por campos magnéticos, revolucionó la astronomía con la utilización de espejos en telescopios, midió la distancia al Sol y fue el primero en realizar una foto al astro rey. Un auténtico genio.

 

En su afán investigador, Foucault construyó un dispositivo que le permitía compensar el movimiento de rotación de La Tierra para poder fotografiar con mayor precisión las estrellas. A la postre este artilugio terminó derivando en el conocido Péndulo de Foucault, un ingenio que se movía por sí solo debido a la rotación terrestre y que fue mostrado en una exposición pública frente al príncipe Louis-Napoleón Bonaparte en 1851. ¡Fue la primera demostración palpable de que nuestro planeta giraba en el universo!, por eso lo llamó giroscopio (gyros: rotación / scopio: ver). Aquello fue todo un acontecimiento, acompañado además de una majestuosa espectacularidad, pues el péndulo estaba construido con una bala de cañón de 28 kilos que oscilaba a ras de suelo pendiendo desde una altura de 67 m en el Panteón de París.

 

Réplica del telescopio de Foucault (wikipedia)
El péndulo de Foucault en París (imagen de wikipedia)

 


Elmer Ambrose Sperry
(imagen de wikipedia)

Medio siglo después, el fabricante e inventor americano Sperry se cayó de su litera en una travesía trasatlántica entre Europa y América por mor de una brusca sacudida del navío. Decidido a evitar los sinsabores de aquellos viajes, aplicó el giroscopio a la industria naval, inventando el piloto automático, brújulas más fiables y otros elementos estabilizadores para buques, que permitirían detectar variaciones del movimiento en los mismos para establecer las señales correctoras que rectificasen la posición con suficiente antelación. De ahí a nuestros días el avance en tecnología giroscópica ha sido extraordinario, utilizándose en todos los aviones, barcos, misiles y cualquier vehículo aeronáutico.


 

El giroscopio es pues otro logro ingenieril más del ser humano. Pero con la naturaleza siempre es conveniente tener algo de modestia, nos lleva mucho años de ventaja en muchos aspectos, incluyendo la capacidad de volar, de hecho, fue ella la primera en inventar el primer giroscopio e instalarlo a lomos de un ser vivo.

 

El giroscopio de Sperry (imagen de wikipedia)

Y respecto a experiencia aérea, sin lugar a dudas los insectos se llevan la palma, ellos fueron los primeros en surcar los aires en nuestro planeta, con una estructura motriz de sus alas que casi no ha sufrido modificaciones hasta la fecha. No obstante, un grupo de ellos se separó evolutivamente de los demás, los dípteros, palabra que significa dos alas, ya que el resto de insectos voladores presenta siempre cuatro alas. El proceso evolutivo consistió en quedarse con sólo dos alas, algo que no supuso una desventaja como podría parecer, porque las otras dos se atrofiaron hasta convertirse en unos pequeños órganos llamados balancines o halterios, que, a colación de la referencia histórica precedente, funcionan precisamente como… giróscopos.

 

Estos nuevos elementos han conferido a los dípteros una magnífica capacidad de vuelo, encontrándose entre los mejores voladores del mundo animal, capaces de realizar innumerables maniobras hacia delante y atrás o permanecer inmóviles en el aire mientras baten su par de alas hasta 1000 veces por segundo.

 

Moscas, mosquitos y tábanos son los integrantes de la gran familia díptera, no obstante, entre sus incontables miembros cabe destacar la singularidad de unas moscas que, por su dieta culinaria y forma de conseguir el sustento diario, han recibido el sobrenombre de asesinas. Ver cazar a los asílidos, nombre científico de estas moscas “insecticidas”, resulta sorprendente por la alta eficacia de los mismos: las moscas asesinas esperan agazapadas en cualquier rincón soleado, atentas con sus grandes ojos que les permiten apreciar claramente el movimiento a su alrededor, aunque no los detalles. Cuando cualquier cosa se mueve en su perímetro de caza, inmediatamente se establece una persecución endiablada por el aire, en la que puede que se incluyan amagos y quiebros desesperados de la víctima, aunque muchas veces ni siquiera hay tiempo de eso, ya que las moscas asesinas se aprovechan de sus giroscopios para maniobrar con mayor agilidad. Así pues, una vez fijado el objetivo será difícil que la mosca falle, el incauto intruso será alcanzado en sólo 2 o 3 segundos y capturado en pleno vuelo, la colisión y resultado final se asemejaría a la de una huida de uno de nosotros frente a un león en plena carrera.

 

Dioctria baumhaueri con una avispa

 

Tienen además unas largas patas espinosas que les permiten sujetar firmemente a la presa en ese primer instante de tensión, pero inmediatamente la apuñalan con su trompa sin piedad, paralizándola al  inyectar las toxinas de sus jugos digestivos. La parálisis es muy rápida, lo que permite que se atrevan con animales de mayor tamaño como las libélulas y grandes mariposas, u otros más peligrosos, como avispas, abejas y abejorros, además todo tipo de insectos y como no, otras especies de asílidos, estos bichos no desechan ninguna presa. Seguidamente se posan en cualquier sitio y absorben sus fluidos.

 

Philonicus albiceps apareándose

 

Las moscas asesinas son de muy variado tamaño, estando las más grandes de nuestro entorno en torno a los 3 cm, siendo normalmente de colores parduscos o negros. El verano es su época de apogeo y durante el otoño se aparean y depositan sus larvas en el suelo hasta la primavera siguiente, donde volverá a vérseles realizar sus espectaculares capturas aéreas. Una observación que cada día es más habitual en el ámbito científico, cuyo propósito no es otro que comprender la mecánica y aerodinámica del vuelo de los insectos con objeto de aprender de ellos, no en vano fueron los auténticos pioneros de la aviación. Por lo que, esta vez, quizás no haya que esperar a que otro par de genios se pongan de acuerdo o se caigan de una litera para encontrar un avance tecnológico para la humanidad.

 

Los balancines blancos del costado son los "giróscopos"

 


Licencia Creative Commons

Asílidos, las moscas asesinas por Kamereon se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported. Basada en una obra en www.almabiologica.com.

 

1 comentario:

  1. Hola tio, soy Álvaro el que estuvo ayer contigo anillando zampullines, me ha dado Julio tu blog. Me parece tela de bueno, le da mil vueltas al mío jeje, se ve que te lo curras bien.
    He leído sobre tus próximos objetivos, y en alguno la verdad es que puedo ayudarte bastante para conseguirlos, así que si te apetece cuando surja vamos al campo.

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